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Dice el dicho que en la guerra y en el amor todo vale, y cuando decimos todo, es todo. Sin embargo, esta regla tiene su excepción, todo vale siempre y cuando ambos estén de acuerdo. Se trata de una de las prácticas sexuales más aplicadas en la cama y también una de las menos comprendidas cuando se trata de entender que se puede sentir placer a partir del dolor.
Sado y sadomaso, comúnmente más conocido como sadomasoquismo. La palabra es en sí una composición que proviene de los términos “sadismo” y “masoquismo”.
Sus orígenes se remontan a la existencia de Donatien Alphonse François, mejor conocido como el Marqués de Sade, un escritor y filósofo francés que vivió en el siglo XVIII, y a quien se le atribuye ser el primero en utilizar este concepto en sus obras, en efecto el Marqués de Sade fue quien le dio nombre a esta práctica sexual.
Pero los orígenes del sadomaso no fueron poco fáciles, en principio el sadomasoquismo era el término que se empleaba para referirse a una enfermedad, relacionada con aquellas personas que necesitan ejercer dominación, violencia o agresividad solo con el fin de sentir excitación o placer:
Pero también se asoció para identificar a aquellas personas que necesitan lo contrario, es decir, sentirse humilladas, en una actitud sumisa o recibir dolor para conseguir placer sexual.
Por ello siempre su práctica en la sexualidad mantendrá una delgada línea entre el placer sexual y la patología. Muchos alrededor del mundo la practican, pero no todos llegan a desarrollar esa enfermedad sumiso-dominante como se creyó en un principio, tal vez por esa razón en algún tiempo se le llamó perversión sexual, aunque en síntesis no es más que una fantasía sexual.
Hasta hace muy poco este tipo de practicas eran un tema tabú que solo tenía lugar en la cama, hasta que una película como Cincuenta sombras de Grey se atrevió a sacarla de las tinieblas y llevarla al primer plano de la vida social.
Indudablemente estas prácticas van a llevar implícito dos conceptos relacionados al dolor
Dolor físico: durante las prácticas sadomasoquistas, se suelen realizan actos como quemaduras con velas, pellizcos, ataduras fuertes, golpes y bofetadas durante el acto sexual, también se trata de mordiscos muchas veces en la zona genital y en el pecho.
Dominación: esta práctica siempre tiene que ver con la obediencia. Una de sus variantes como el bondage, incluye ataduras en las manos y pies, así como vendas en los ojos o mordazas en la boca.
Para los principiantes o quienes deseen comenzar a probar con estas prácticas en sus relaciones sexuales existen una serie de recomendaciones y por supuesto de precauciones.
Lo primero es descubrir esa curiosidad asociada al dolor y placer, claro está que toda decisión debe ser hablar siempre con tu pareja, y todo acto ser consensuado.
Una vez tú y tu pareja tengáis claro el incursionar en esta práctica debéis repartir los roles, es decir, ¿quién será el dominante y quién el sumiso? Recuerda siempre que el dominante es quien planea la sesión, mientras que el sumiso solo se deja llevar y colabora en lo que el otro necesite.
Lo importante es que cada pareja busque, explore y descubra las prácticas que le resulten más excitantes. Una persona sadomasoquista puede llegar a encontrar placer en las dos actitudes, tanto con dolor físico como en dominación, aunque existen personas que solo alcanzan ese placer mediante una de las dos posiciones.
Contrario a lo que algunos pueden pensar este tipo de práctica puede estar asociada con una relación de pareja estable, simplemente es parte de las fantasías sexuales que toda persona tiene, que en todo caso requieren de ciertos cuidados y precauciones para que cumpla su objetivo de ser segura y placentera.
El rol “dominante” se te puede subir a la cabeza y puedes olvidar los límites de tu pareja en cuanto al dolor y placer.
El sumiso puede querer tomar el control en secreto sometiéndose a todo en un sufrimiento silencioso.
Tres reglas básicas son: sensato, seguro y consensuado. Siempre debe ser acordado en pareja para su disfrute.
Acordar en alguna palabra o señal para que el sumiso pueda indicarle al dominante que cruzó el umbral del límite personal del dolor.
Heridas y lesiones serias. Al pasar el umbral del dolor y placer, en este juego sexual pueden haber heridas serias que pueden comprometer la vida y la salud de la pareja.
Cuidado con la patología. Recuerden que esta práctica sexual es conocida también como “parafilia”, es decir, el individuo que requiere fantasías o estímulos específicos para excitarse y poder llegar al orgasmo, según algunos sexólogos.
Toda una gama de productos y juguetes sexuales se pueden conseguir en condomcampus.com tan comunes como los kits de iniciación que incluyen:
Plumero
Antifaz de satén
Cintas para atar de satén
Anillo vibrador
Lápiz y tarjetas
Un candado
2 bolsitas de satén
Todo lo necesario para iniciarte en la práctica del sado con tu pareja. Pero además consigues un antifaz con dibujos y de varios colores, así como Esposas suaves de pluma Menottes, todo para dejar volar tu imaginación y tu juego sexual, así como toda una amplia gama de estimuladores anales para él o vibradores para ella.
Definitivamente no, siempre y cuando ésta no sea la única vía para obtener placer sexual y los roles no traspasen los límites del acto sexual a la vida real y cotidiana.
En el caso de las mujeres a los hombres, puede preguntarle si le gustan las mujeres sexualmente sometidas y seguramente la conversación desembocará en el sadomasoquismo. No le haga ver el miedo por prácticas rudas al principio, recuerda que hay que ir despacio y progresivamente.
Sólo si tus prácticas sexuales te perturban y sientes que son la única vía para obtener placer.
Definitivamente no, hay hombres o mujeres solteras que en sus prácticas de estimulación sexual o masturbación incluyen algunas prácticas sadomaso para aumentar su deseo y excitación. Recuerda que siempre debe haber un límite. Claro está que en pareja se disfruta más.
Lo slímites pueden ir desde las pequeñas obscenidades durante el acto sexual, hasta llegar a convertirse en perversiones muy fuertes signadas por la violencia por parte de los dos. Es por ello que es recomendable siempre hacerlo despacio, progresivamente y manteniendo los límites.
Sadismo: Es una fantasía sexual, recurrente y altamente excitante para la persona, mediante la cual los comportamientos sexuales derivados de actos reales como el sufrimiento psicológico o físico (incluyendo la humillación) de la víctima es sexualmente excitante.
Masoquismo: Esta implica ser humillado, golpeado, atado o víctima de cualquier otra forma de sufrimiento. En palabras diferentes, el sádico somete y el masoquista es sometido.
Comenzar poco a poco en las prácticas más lights y suaves antes de zambullirse por completo.
Bajo ninguna circunstancia te dejes convencer de hacer cosas si a ti no te gustan.
Antes de comenzar habla bien con tu pareja acerca de qué y cómo haréis las cosas, así como sus límites, enfermedades existentes (cardíacas, por ejemplo) y por supuesto sus miedos.
Hazlo siempre con una persona de extrema confianza, tu pareja estable preferiblemente y consulta en Internet con otros practicantes de sadomaso para conocer mejor acerca de esta práctica.
En todo momento, detente si no estás seguro o segura de hacerlo.
1.- Privación sensorial
Se corresponde con no ver ni oír, esto aumenta las sensaciones corporales. Para practicarla solo basta con colocarte una venda o unos audífonos con tu música favorita, y dejar que tu pareja acaricie todo tu cuerpo, guiando el acto sexual hasta llegar al orgasmo.
2.- Inmovilización
Es tal vez una de las fantasías más comunes y más leves del sadomaso. Para llevarla a cabo no es necesario infringir dolor, si eres un principiante solo bastará con crear la sensación de no poder liberarte. Usando la herramienta de tu elección, bien sea el cinturón, la corbata, unas esposas, deja que tu pareja amarre manos y pies a la cama.
3.- Azotes
Puedes comenzar esa práctica solamente con la mano y en los glúteos. Conforme vayáis adquiriendo más experiencia podéis usar cinturones o látigos, siempre y cuando ambos estéis de acuerdo.